miércoles, 24 de marzo de 2010

Medellín nocturno-rumba y drogas eje de socialización III

Endodiscriminación - Rumba gay con políticas de 0-travestis… No a la transfobia!

“Se constituyen en un atentado contra las construcciones de civilidad, decencia, convivencia, estética y orden”.

Este pareciera ser el presupuesto y argumento con el que históricamente los espacios comerciales de rumba gay en el país, salvo algunas excepciones, se arrogan el derecho a excluir o segregar a las personas transexuales y travestis del común, que buscan esparcimiento libre en sus bares, discotecas, saunas, videos y demás modalidades comerciales de divertimento homosexual masculino.

Y lo traigo a colación por dos razones: La primera, hace aproximadamente un año en una reunión de la Mesa Social LGBT de Medellín y Antioquia, nos llegó, la queja[1] de unas travestis a quienes se les prohibía entrar a algunos sitios. En su momento decidimos llamar y enviarle un correo a Sily[2] para abordar el tema. Muy amablemente, nos contestó desde Europa a través de una llamada al programa radial Enlace 96.4 de la emisora de la policía nacional y acordamos una cita, una vez regresara al país. Pero la verdad aun sigue pendiente el tema.

Y la segunda en el mismo sentido, tiene que ver con el escrito reciente de Wilson Castañeda desde la Personería[3] acerca de un nuevo crimen de odio por transfobia en la zona de Barbacoas que dice en uno de sus apartes: Es angustioso saber que cada vez se aumenta el rechazo con los Trans en Medellín por parte de los miembros de su mismo grupo poblacional: hay discotecas y bares que no permiten su entrada, algunos con orgullo exhiben su publicidad como “0 -cero- Travestís”, hay espacios en la ciudad que asumimos para toda la población LGBT, y lo T, ni siquiera lo percibimos…

En momentos en que las Políticas Públicas para la población LGBT -deberían llamarse para las diversidades sexuales, de género y de apropiación del cuerpo-, inician su curso de formulación en algunas de las principales ciudades colombianas o de implementación en la capital del país, suena paradójico que por un lado nos rasguemos las vestiduras pidiendo políticas de inclusión, de respeto y de igualdad en los escenarios de participación ciudadana mientras que por el otro y en contradicción con el discurso de “lideres”, estemos segregando y señalizando como de segunda categoría a nuestros propios miembros del sector, no sólo por trans, sino también por feos, pobres y viejos.

Replicamos contra nuestros congéneres trans, con estas actitudes, las mismas, sino peores, las fobias que sobre nosotros tradicionalmente ha marcado la cultura hetero-sexista y hetero-normativa. Fobias que ellos y ellas fundamentan en que la presencia y manías gay desestabilizan su heterosexualidad. Sería inimaginable que nosotros igualmente, nos estemos previniendo al cerrarle el paso a travestis y transexuales, de que la condición y el estereotipo gay se menoscabe en el compartir con lo trans. Olvidando además, que históricamente han sido ellos quienes más han dado la cara y recibido atropellos sociales, en muchos casos sin serlo, por los homosexuales. A través de sus maneras lúdicas y coloridas, primero y con mayor fuerza han resistido el embate de la normatividad del macho.

Ya había sugerido en escritos anteriores la necesidad de cambiar el lenguaje publicitario en el que se promueve como carne de cañón “el consumo” sexo genital de los más jóvenes, mediante frases como “pollos gratis”, “personas entre 18 y 25 precio especial”, “menores de 20 a mitad de precio” entre muchos otros de ese estilo.

Publicidad donde abiertamente se marca a la homosexualidad con unos parámetros prioritarios exclusivamente de consumo: belleza, juventud, moda y genitalidad, que ratifican el imaginario cultural tradicional de que los gays y las lesbianas somos seres banales, corruptores de juventudes y putos -lacras sociales- en contravía a nuestras luchas políticas de inclusión y de una participación ciudadana, desde la igualdad como personas. Además, de tipificar en estas proyecciones comerciales una calidad de segunda clase para los homosexuales adultos mayores y los de menores recursos económicos, por fuera de las categorías de inclusión, excepto, para aquellos con algún poder adquisitivo, como proveedores económicos o consumidores, por dinero, de cuerpos jóvenes. Caldo de cultivo, esto último, para asesinatos y maltratos por odio y homofobia: “Como no odiar y querer matar a quien me obliga, por dinero o poder, a tener sexo con él”, comentaba un joven en situación de prostitución durante una entrevista en contra de las homosexualidades en el escenario mediático de la discusión de la ley de parejas en el Senado.

Hoy, mis maricadas van a que además de la promoción del sexo antes que del afecto entre nuestros jóvenes gays, lesbianas y bisexuales, desaparezca también el “0 Travestís” de la publicidad y de nuestros cotidianidades de vida.

Travestismo

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Twee figuren: travesties uit de Lapin Agile (1950) del famoso pintor belga Gustaaf Sorel.

El travestismo consiste en utilizar la vestimenta y complementos socialmente delimitados para el sexo opuesto.

  • Para aquellas personas que adoptan por motivos artísticos el aspecto y actitudes culturales convencionalmente aceptados para el otro sexo, y con ello crean un personaje artístico en el que se "transforman" (véase transformismo).
  • Para aquellas personas que sufren una discordancia entre el sexo mental y físico (véase transexualidad).
  • El travestismo como un fetiche sexual es el fetichismo travestista.

La principal diferencia entre el travesti y el transexual es que el primero acepta su sexo y su cuerpo, gustándole jugar con una doble identidad. En cambio, el segundo es una persona cuya anatomía física no corresponde al sexo al que siente pertenecer y, por lo tanto, asume de forma permanente el rol del otro sexo.

Travestido o travesti suele referirse a hombres que se visten de mujeres, pero también existen casos de mujeres que se han vestido de hombres por diferentes circunstancias, aunque es menos frecuente. Durante la Guerra Civil Estadounidense a mediados del siglo XIX, por ejemplo, se ha demostrado que unas 500 mujeres se enlistaron y pelearon disfrazadas de hombres[1] [2] [3] [4]

Un siglo más tarde, la actriz y cantante bisexual alemana Marlene Dietrich vistió con ropas masculinas en ciertos períodos de su vida.

Origen del término

La palabra ‘’’travestismo’’’ fue creada por el doctor, sociólogo y sexólogo alemán Magnus Hirschfeld y viene del latín ‘’trans‘’, cruzar o sobrepasar, y ‘’vestere’’, vestir. Hirschfeld publicó en 1910 la obra "Die Transvestiten: eine Untersuchung über den erotischen Verkleidungstrieb" ("Los travestidos: una investigación del deseo erótico por disfrazarse”) para describir a un grupo de personas que de forma voluntaria y frecuente se vestían con ropas comúnmente asignadas al sexo opuesto[5] . El grupo de personas que Hirschfeld observó para llevar a cabo sus investigaciones incluía hombres y mujeres que se catalogaban como heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales, asexuales y transexuales.

Características

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Joven travesti.

Los travestis son personas que adoptan características físicas y psicológicas propias del sexo opuesto, es decir, en ocasiones adoptan las vestimentas y actitudes convencionalmente designadas y utilizadas por el sexo opuesto. La motivación se debe a un inconformismo de géneroLa persona no se siente satisfecha desempeñando exclusivamente el género asignado a su sexo, y le gusta representar ambos géneros.

Los travestidos, a pesar de sentirse bien con el sexo que nacieron y no tener especial problema con su género, sienten una peculiar satisfacción escenificando al sexo opuesto. Se considera que los travestidos son personas que padecen cierto grado de disforia de género, lo que hace que acaparar el género opuesto les resulte atractivo

Es importante matizar que, comúnmente, estas personas aceptan su sexo y su identidad sexual biológica y no tienen conflicto con su cuerpo y genitales. A diferencia del transexual, no se sienten presos en un cuerpo equivocado. Los travestis visten con ropas impropias de su sexo, con el objetivo de transgredir normas sociales, y por añadir matices y ampliar su género e identidad sexual. En definitiva, les gusta ser flexibles para adoptar indistintamente los géneros masculino y femenino. El travestismo siempre supone, para quien lo realiza, un acto de transgresión.

Travestismo, transgénero o crossdressing

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Transgénero tailandeses,

llamados Kathoey,

trabajando como bailarinas gogós

en Bangkok

Algunas personas llegan a modificar físicamente sus cuerpos mediante hormonas, depilación del vello corporal e incluso cirugía para feminizar sus cuerpos. El objetivo de estos cambios es lograr un aspecto más femenino, sin llegar a la operación de cambio de sexo porque no tienen conflicto con su sexo biológico. No quieren cambiar de sexo, sino tomar una apariencia física acorde a su propia expresión de la identidad de género que desean, como es el caso de un alto porcentaje de los Kathoey tailandeses. En estos casos hablaríamos de personas "transgénero", individuos que tienen aceptado el sexo con el que han nacido, pero se sienten a disgusto con el género propio de su sexo, así que reniegan de su género prefiriendo manifestar el contrario y llegan a modificar su físico. En pocas palabras, son hombres que deciden ser femeninos, y mujeres que deciden ser masculinas in extremis.

Aunque no se da en todos los casos, las personas transgénero, si bien se sienten a gusto con sus órganos sexuales pélvicos externos, porque además los consideran fuente de placer, han decidido expresarse socialmente con en el otro género del que les fue asignado al nacer.

En parte de la comunidad trans ha empezado a utilizarse recientemente el término crossdresser (acotado: CD) para designar a aquel que, independientemente de su orientación sexual, cambia de ropas y aspecto adoptando los del otro género, pero sin identificarse con éste excepto durante el tiempo que dure la experiencia travestista. Por contraposición, un travesti sería la persona que se siente identificada con el género al que cambia en todo momento, incluso si está vestido con su ropa habitual, en tanto que un transexual sería la persona que ha realizado cambios hormonales o quirúrgicos para modificar su fisionomía. La diferencia entre estos términos proviene, por tanto, del grado de identificación que el sujeto tiene con el género al que se cambia.[6]

Travestismo y orientación sexual

El sexólogo alemán Hirschfeld señaló en su obra clásica de 1910, "Die Transvestiten", y posteriores estudios han confirmado, que el travestido es casi siempre de orientación heterosexual, aunque algunos travestidos pueden ser bisexuales y más raramente homosexuales. El travesti busca expresar el lado femenino de su personalidad. Considera que su rol social masculino se lo impide y necesita recurrir a la ropa femenina para ello, de la que suele destacar los rasgos de suavidad, elegancia y belleza.

Travestismo y género

El trato referente en cuanto a género de un travestido se puede hacer con total libertad. El travestido es ambiguo en cuanto a género se refiere, no se siente asignado a un género concreto, sino que le gusta recrearse manifestándose con ambos géneros. Esté vestido con ropa propia de su sexo, o esté vestido con ropa del sexo opuesto, puede tratársele tanto en términos femeninos como masculinos según se quiera, que sentirá indiferencia. Interiormente tiene muy claro su sexo biológico, pero le gusta manejar ambos géneros.

Estereotipos sobre travestismo

El travestismo no implica necesariamente el ejercicio de la prostitución, pero esta actividad está fuertemente asociada a los hombres travestidos. La razón principal de esta situación reside en que las travestis son una minoría oprimida, discriminada socialmente y excluida del mecado laboral, siendo condenadas a la situación de prostitución.[cita requerida]

Otra área en la que es común encontrar hombres travestidos es en la comedia. Varios comediantes heterosexuales se han vestido de mujer para hacer rutinas en vivo, programas de televisión y hasta películas que han tenido mucho éxito. El resultado suele ser grotesco y el público suele reaccionar favorablemente.

Algunos ejemplos famosos incluyen los estadounidenses Eddie Murphy, Tyler Perry, los hermanos Shawn y Marlon Wayans, Rob Schneider, Michael Rosenbaum, Harland Williams, John Travolta, el mexicano Gael García Bernal y el colombiano John Leguizamo. Sin Lugar a duda, Tim Curry en su rol de Frank N. Furter es el mejor y más conocido (en EEUU) como "Just a Sweet Transvestite From Transsexual Transilvania" (dulce travestido de la transexual Transilvania) en The Rocky Horror Picture Show (El Show de Terror de Rocky).

Kottankulangara Chamayavillanku

Es un festival único en el mundo, que se celebra en el templo Kottankulangara en Chavara, cerca de Kollam, en India, en donde cientos de hombres se visten como mujeres. Se trata de una ofrenda a la diosa Bhagavathy, la deidad del templo. Kottankulangara cae en el 10 y 11 de cada Meenam del calendario malayalam (normalmente a finales de marzo). Gente de todo el mundo viene aquí a ofrecer sus oraciones y pedir las bendiciones de Devi. Este evento es la oportunidad para que millones de hombres de todo el mundo puedan vestir maquillajes y prendas femeninas. En la zona, muchísimas mujeres trabajan ayudando a vestir a los hombres para este evento.

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